
Adivinen que… Viaje de nuevo a Canadá… Sí, me fui a ver a mis amigos y a crear nuevos recuerdos. Así que, les hablaré de la ciudad que visitamos. Quebec, un poco de Europa en América.
Debo reconocer que este viaje tenía nuevos destinos que visitar, y estaba emocionada por eso, pero estaba más emocionada por el frío y la nieve. En Honduras no existe el frío como lo viví en Canadá y aunque no lo crean no conocía la nieve (shame, shame, shame).
Pero, volviendo al tema… ES TRUE… Quebec es HERMOSO, y realmente es como estar en las Europas.
De Toronto a Quebec en carro, son alrededor de 8 horas conduciendo, nuestro viaje duro 12 horas, esta extensión fue por una serie de problemas técnicos de la tripulación (ocupo el baño, quiero café, tengo hambre, ocupamos más cervezas, entre otras)
Pasear por sus calles es casi como tele transportarse a un pueblito francés. Las calles empedradas del casco histórico, el famoso Château Frontenac y unos alrededores son joyas naturales de primer nivel que hacen de Quebec una ciudad muy interesante para los visitantes.


Adicional a ese hermoso recorrido visual, ¡TODOS HABLAN FRANCÉS!!
¡Propósito del 2020, aprender francés!
Los temas del idioma no fueron un obstáculo para recorrer y disfrutar del frío, la nieve y buenos amigos en este hermoso lugar.
Airbnb sin duda es un éxito, encontramos una casa completa, por $480, esto dividido por 12 personas que le dimos alegría a ese hogar; pagamos únicamente $40 dólares por persona, 4 días y 3 noches.
Todos deben admirar el edificio más característico de Quebec, un hotel. Château Frontenac. Pero no es un hotel cualquiera, sino que su diseño está inspirado en la arquitectura de los castillos franceses.
Esté empezó a funcionar en 1893, después de la compañía ferroviaria Canadian Pacific Railway lo encargara para promover el turismo de lujo en sus trenes.
Hice dos recorridos, uno para conocer los bares y restaurantes locales y otro para realmente conocer Quebec. Pero comer y beber en Quebec es CARO… pero cada dólar invertido dejo buenos recuerdos.
El clima siempre era un tema de conversación porque visitar un lugar donde la temperatura es de 2 grados centígrados con una sensación térmica de -5, te pone a pensar si vale la pena salir a conocer.
Muchos lugares y atracciones no estaban disponibles por el frío, es más, todo estaba lleno de nieve (fui la mujer más feliz del mundo).
Quebec tiene iglesias, restaurantes, tiendas de ropa muy finas, tiendas de recuerdos, bares de todos los tipos que se puedan imaginar, un mirador donde se toman fotografías espectaculares.
El segundo lugar que más recuerdo y que todo el mundo debe visitar es Vieux-Québec.


Allí se concentran la mayoría de edificios de interés de la ciudad, además de tener un encanto especial gracias a sus calles empedradas y construcciones de piedra. Ese aire europeo se ha ganado la consideración del viejo Quebec como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Incluso puedes bajar desde la plaza del Château Frontenac a través del funicular por 3CAD que tiene un costo de casi $4. La bajada no es nada del otro mundo, así que también puedes optar por llegar andando a través de unas escaleras históricas.
Si aún no tiene llena la alcancía para llegar a Europa, visita Quebec, disfruta su comida, su idioma (100% francés) y si quieres buenos recuerdos toma muchas fotografías.
Pero recuerda, un día veras las fotos más lindas y dirás:
“Yo estuve en ese lugar”